Cuando el mundo pierde sentido...
El otro día oí a mi abuela hablar con un fontanero... Se contaban el uno al otro sendas historias que yo dudaba quisieran oír, pero aún así, ahí estaban, viéndose a la cara, y cuando uno contaba una historia y exponía todos sus puntos de vista y razones, el otro contestaba de manera similar con otra historia que poco o no mucho tenía que ver, exponía todas sus razones y cada punto de vista, y luego era probable que cada uno repitiera palabra por palabra todo lo que ya habían dicho como por mandato de alguna extraña obligación de cortesía.
Yo no entendí nada...
Sentí como si de repente me diera cuenta que estaba en un mundo extraño y desconocido y no pudiera entender nada de nada porque jamás había vivido en ese mundo extraño y bizarro. Lo que yo hubiera considerado normal era inexistente, y lo que yo consideraba absurdo resultaba ser necesario...
¿Saben? Es bastante cansado tratar de vivir en semejante mundo. Al principio decidí vivir a mi manera, pero resulta que no trae buenos resultados, además de que se hiere a personas cercanas. Pero cuando no se conocen las reglas del juego, jugar es horrible... no saber cuando hablar y cuando callar, cuando se debe saludar con un mero ademán y cuando hasta con beso en la mejilla, qué se hace en tal situación y qué en la otra, en resumen... ¡no entiendo nada!
Y aquí quedé encerrado.
Si tuviera un poco menos de orgullo podría tratar de aprender, pero no, no quiero. Ya me siento bastante mal tratando de seguir un poco el juego, sólo un poco, y me siento traidor a lo que sea que haya jurado lealtad antes. No hay duda de que no entiendo nada...
Nos vemos.