Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

Mi foto
Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

martes

Presente sin futuro

Que el mañana nunca llegue... Karl...


Y ahí, mientras caminaba por la calle se me ocurrió. Podría haber estado meciéndome en una silla, o mirando la absoluta ociosidad por la ventana, no habría diferencia. Y entonces lo admití, y me pregunto desde cuando lo sabía...

Nunca quise que llegara el futuro.

Durante años -y todos los días que constituían esos años- pedí en silencio que nunca llegara la juventud, que jamás me convirtiera en adulto. Y aunque el tiempo se transfigura en eternidad cuando se es niño, habría de llegar el día.

Y llegó el día.

Pero si lo reconocí, fingí no notarlo. Las cosas pudieron seguir como siempre un tiempo más.

Terrible agonía la víspera de mi quinceavo aniversario. Y fue la última. El tiempo perdió sentido, ya no pasaban los años, y cada uno era igual al resto. No hubo más preocupación, no más aterradora incertidumbre por el día siguiente, dejé de temer la respuesta a la aterradora pregunta...

¿Qué día dejaré de ser niño?

Y así, sin sentir nada, pasaron muchos años. Aceptado ya que en uno de los tantísimos días que habían transcurrido se había colado el día que dejé de ser niño. Pero ya no importaba.

Pero ahora, me di cuenta que sí había importado...

De niño soñaba, soñaba cosas que podrían ser pero que en realidad no tenía interés en realizar. Se trataba de ser libre en mente y alma... Soñar siempre con un futuro que no quería que llegara...

Era como el propósito de año nuevo, nos gusta pensar en ellos, pero los decimos como si una persona diferente a nosotros fuera la encargada de llevarlos a cabo. Cómodo.

Pero no es del todo lo mismo, porque si así lo sentía, porque si no quería llevarlo a cabo, no era porque no quisiera, sino porque para llevarlos a cabo tendría que dejar de ser niño. Prefería todos mis sueños quedasen en el éter, nada valía el precio, nada compensaba el castigo de convertirme en adulto.

Quería un presente sin futuro, no quería que llegase el mañana, y cada que recordaba mi angustioso destino, miraba mi alrededor y contestaba con oculta preocupación y nervioso consuelo "hoy no, hoy todavía no..." pero en el fondo de mi interior, donde no quería oírlo, agregaba "pero algún día..."

Siempre tuve la tonta esperanza de que mi niñez me duraría para siempre, siempre quise pensar que no pasaría...

Pero ya lo dije, el tiempo, por más eterno, acaba pasando.

Y entonces, si ya me había vuelto adulto, sólo había algo bueno en todo esto... Podía realizar alguno de mis sueños.

Pero ¡oh tragedia! ¿Cómo estar a la par de los sueños de mi niñez, cómo poder siquiera alcanzar alguno? El ser adulto sólo tenía una cosa a su favor, y eso no era suficiente.

Y ahora, encadenado a un futuro que tiene sobre sí el peso de otro futuro ominoso e inminente, terrible y cruel que no deja espacio para los sueños, sólo me asfixio...

Fui tan ingenuo, soñé tanto...





Nos vemos.

sábado

Trabajo, sólo puedes sufrir.

¿No te parece sospechoso Frank?

"La vida es sufrimiento."

Me lo dijeron cuando chico, y me lo repitieron cada día cinco.

Pero he de tener alma de rebelde, porque nunca me gustó la idea.

Y he de tener alma de estúpido, porque tampoco quise aceptarla.

Y la vida comienza a andar cuando uno deja de ser niño, antes todo está congelado y parece no cambiar. El mundo cambia, sí, pero la forma en que lo ves permanece. Y siempre es asombro y cambio, y por ello permanece. Es difícil de explicar, pero los que recuerden ser niños lo entenderán.

Y entonces comenzó a cambiar.

Pero he de tener un alma terca, porque me decidí a no cambiar.

"Vas a sufrir mucho."

Dijo mi madre, y confirmó cada martes.

Y he de tener alma de mártir, porque nunca le di importancia.

Y he de tener alma de masoquista, porque hasta la idea me agradó.

Y no cambié, y el mundo siguió, y no cambié y mi cuerpo cambió. Y comencé a sufrir, cosa curiosa, era el mismo sufrimiento de niño. Será que nunca fui un niño, o será que nunca cambié.

Y aquello que sólo me decían cada Pascua o solsticio, comenzó a repetirse hasta cada domingo...

"Trabajarás."

"Sufrirás."

"El jefe es el jefe."

"Así es la vida, no te queda de otra."

"Sufrirás."

Y tanto me lo dijeron, y no hubo una sola persona que no lo aceptara. Todos estaban de acuerdo, todos asintieron. Y mientras más lo decían, mientras más convencidos, mientras esa sonrisa amarga de solidaria desgracia mostraban, mientras más...

Menos les creí.

Más sospeché.

No acepté.

Negué.

Con más fuerza que ellos.

Y es que una vida así no vale la pena vivirla.

Y nadie tiene derecho a despreciarme.

¿Por qué lo aceptan todos?

¿Por qué se resignan?

Sólo sufren y lo aceptan.

Lo aceptan, pero iguen sufriendo.

Y yo no les comprendo...

Más se empeñan, más me empeño.

¿Qué tienen, por qué todos piensan así?

Y a mí...

¿qué diablos me pasa?

Será que tengo un alma de soñador.

Y este no es un mundo de sueños...

Pero no importa...

No me importa...

Las cosas no tienen por qué ser así, no tengo por qué aceptarlas así, antes la muerte...

Sí, la muerte...

La muerte, me va bien...

Después de todo, es un sueño...

El mejor de todos.

Nos vemos... en otro sueño.

lunes

Deep inside...

¿Qué hay ahí... te atreves a ver Karl... no tienes miedo?

Las cosas han andado agitadas por aquí.

Te digo, si lo vieras, no verías nada interesante. Es como todo, como todo lo que pasa en todas partes y a todas horas. Tal cual dije, como todo.

Así que no parecería nada interesante.

~o~
Hace tiempo, vivía un pequeño pandita que tenía manchas rosas sobre sus ojos en vez de manchas negras. Sus orejas también eran rosas. El pandita se afligía mucho hasta que averiguó que era daltónico. Y vivió en paz el resto de su vida. No se dió cuenta que siendo daltónico, lo que hacía era ver rosa mexicano como rosa pastel.
~o~

Y las cosas se pusieron turbulentas. Hubo señales de alarma, y sudor frío por todas partes.

¿Empezaré a sufrir de la presión?

La receta ha sido ir al psiquiatra. Pero sería agregar otra peocupación, esas cosas no son baratas.

¿Qué hay dentro de mí que no logro aceptar? Ha de haber muchas cosas, digo, ha de haberlas. O no lo sé... tal vez las conozco y las acepto, pero nomás de palabra, a veces pasa. ¿Qué hay ahí?

~o~

*Toc toc*

¿Quién es?

Yo.

¿Qué quieres?

Ver qué hay ahí.

No quieres verlo, regresa más tarde.

Quiero verlo.

No, no quieres. Te faltan algnas vidas por vivir.

No puedo esperar tanto.

Entonces deja de cerrar la puerta tú mismo, tú tienes la llave.

...

*Toc toc*

~o~

Y la vida sigue y sigue sin poderla detener.

Tengo sueño, y todo da vueltas...

Que todo se detenga un momento, quiero tomar aire.

Estoy mareado...

¿Qué puedo decir? Estoy necesitado, lo admito...

¿Dónde está el amo, ama dónde estás?
~ ~ ~ ~ ~ ¿Y a quién se le ocurre ser libre justo ahora?

¿Qué hay ahí dentro?

Mi destino está frente, ¿qué aguarda?

Esa puerta la conozco...

Es la misma...

Mi destino...

y

Dentro de mí...

La misma puerta...

¿Puedo llorar?


...................................................
Nos vemos.