Nimiedades II.

Miraremos.

He tenido insomnio anoche lo cual no había acontecido desde hacía mucho tiempo. Pero esta vez no hubo la dosis de desesperación habitual y removedero de sábanas, en su lugar estuve mirando TV y matando mosquitos, creo que debí matar más de veinte... y aún así tengo algunos piquetes por ahí. ¡La superioridad numérica!

Llevo ya dos noches seguidas que no me saco la canción Niña, que es hasta donde sé de La quinta estación, es la canción de la que hablaba antier.

Ayer logré cumplir un propósito y realicé una "guest strip" para Count Your Sheep (countyoursheep.com), descubrí la tira cómica hace tiempo y me encantan sus tonos azules.

Ayer fue día de Naruto, es decir, un manga (historieta japonesa) que se publica cada semana en Japón y del que bajo una versión escaneada y traducida por fans (que sepa es muy fácil de conseguir) cada viernes con el nuevo capítulo. Me encanta la serie, lo que más me impresiona es que jamás me imaginé que el personaje principal, Naruto, sería mi favorito (bueno, tal vez Gaara sea mi más favorito). Cuando lo vi la primera vez, sentí que no era mi estilo, pero al pobre le va tan mal que algo de simpatía despierta. Además todo lo que hace lo hace de la peor manera, pero lo hace. Es decir, no importa lo que pase, el sujeto sigue y sigue. Creo que por eso me agrada tanto, por terco.

Ayer salí a acompañar a un amigo a hacer los mandados, su nombre es Damián y heredó una colección de estampillas de su abuelo y otra de su tío, así que con el furor que se desató en México por las estampillas de Memín Pinguin, decidió él comenzar su carrera filatelista activa. La filatelia es la manía esa de coleccionar estampillas, Memín Pinguin es una historieta mexicana muy popular creada por la popular creadora de otras populares obras Yolanda Vargas Duché, y el furor por una serie de estampillas de este personaje se desató cuando a los señores gringos les pareció ofensiva y racista (o eso escuché, no estoy seguro de los calificativos exactos) la representación que se hacía de un niño negro que es ni más ni menos que Memín, quien cumple ya más de cincuenta años de ser dibujado así. Fin de la cláusula cultural.

Y fin de la entrada también, nos vemos.