Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

Mi foto
Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

lunes

Frágil y tenue luz.

Y Eliah... ¿tú me estabas escuchando?

Los domingos tienen un áura irreal, un aire de vigilia que no permite saber qué ocurre dándole una extraña densidad que lo hace percibir todo borroso... Parece un día muerto... o agonizante... Lo cierto, es que da una sensación extraña e intranquila, una paz pactada y tan fingida que hace pensar en cualquier momento se desatará algo tormentoso y terrible. Y con ese miedo transcurre el día, con esa sensación en el estómago de incertidumbre cierta de que en cualquier momento se quebrará la realidad...

Algo tienen los domingos...

Pasé acaso todo el día durmiendo, desperté y al mediodía dormía de nuevo... Comí y enseguida, un cansancio y hastío salidos de ningún lugar me hicieron añorar el onírico estado... Ahí fue donde se quebró...

Algo, la tranquilidad, se resquebrajó y estalló en miles de cristales fragmentados. Fui dejado solo en la inmensidad del todo y la nada, con esa horrible y ominosa sensación de que algo terrible no tardará en pasar.

Miras en derredor, todo está donde siempre ha estado, pero se siente irreal, como si sólo fuera una pantalla de ilusiones. Sabes que lo conoces, pero te parece ajeno. Te abrazas a tí mismo, el contacto de tus propias manos s lo único que reconoces, lo que te tranquiliza... Pero el saber que son tus propias manos, que eres sólo tú, sólo tú, tú solo, te devuelve la intranquilidad. ¿Qué está pasando? ¿Y por qué estoy solo?

Entonces, el mido que ya se ha apoderado de ti, un miedo de todo lo incierto te da la seguridad de que todo acabó, y en un instante transcurren mil ideas por tu cabeza de todo lo que no pasó, pasa, ni pasará. Mentira. No transcurre ni una sola idea. Pero la nostalgia por cada una de ellas se aglomera en una sola que te llena por completo.

Y la luz que entra por las ventanas se nota apagada, demasiado tenue, como si estuviera demasiado nublado (y sales para ver que no hay una sola nube en el cielo), y la tranquilidad del ambiente te asusta... No por tranquilo, sino porque nunca lo está... ¿Es una mala señal?

Pero no...

Y nada pasa...

Todo sigue como siempre...

Ya se te pasará...

Ya se me pasará...

Pero...

Después...

Pasará de nuevo...

De nuevo.



Nos vemos.

viernes

Vuelven nubes y recuerdos.

Pasó... hace mucho tiempo...

Las nubes volvieron, le dije y yo estaba feliz. Hoy las nubes volvieron una vez más, pero ella no está. Donde ella esté yo...

Pasó también... mucho más tiempo atrás...

Me contó una amiga de mi niñez (¿qué habrá sido de ella?) que yo dormía. Había quedado dormido mientras mi madre y su madre hablaban. Yo estaba en mi casa (entonces era mi casa todavía) y al momento de la partida de las visitas, me subieron a mi cuarto. Contóme mi amiga que en ese momento, grité emocionado:

"¡Por fin triunfé!"

No sólo las nubes habían regresado en este día que es hoy, también un recuerdo que por mucho tiempo tuve presente, un recuerdo que por alguna razón... había olvidado.

Fue un sueño, un sueño que atesoro como el más bello. Un sueño que siempre tengo presente. Cuando hablé con mi amiga en aquel pasado lejano, debía ser ese sueño, debía ser por ese sueño que yo había gritado... Por una vez, había yo ganado, había logrado mi objetivo... Cosa curiosa, aun en ese sueño, las cosas no salieron como lo planeado...

Y durante tantos años no olvidé nunca ese sueño y ese recuerdo, juntos eran la síntesis de aquello que creía yo entonces, era la fuente de mi tristeza: el no ser capaz de lograr algo.

Entonces...

¿Cómo pasó? ¿Cómo fue que lo olvidé? ¿Cómo es que ya no había reparado en él? ¿Di por saldado un asunto que jamás lo estuvo? ¿Me estuve engañando todo este tiempo?

Creo recordar... me dije "sí has logrado algo", me dije "no es tan importante, de eso notrata la vida", y, según parece, logré engañarme haciéndome creer que me creía. Tal vez fue eso...

Y si entonces hace pocos días alguien, ya fuera por propósito ya por accidente (sea mejor creerlo "necesario", "que debía pasar"), me hiciera pensar que aún temo aceptar que no he logrado nada... ¿qué habría sucedido si eso hubiera pasado?

Habría recordado, eso es lo que hubiera pasado.

Lo que pasó...

Me pregunto de nuevo ahora, ¿no he logrado nada nunca? He tenido una vida y en ella he hecho algo pero... ¿qué es lograr algo? Si supiera eso, sabría si algo hice..

Lo que he deseado de verdad... eso es lo que no he conseguido. Es entonces, que no he logrado nada aún...

Curioso... me deja indiferente averiguarlo, incluso me da gusto haberme dejado de engañar... pero sí... ahora lo siento, allí en el fondo... hay tristeza... pero no la puedo alcanzar...

Y las nubes volvieron... y las vi y me alegré... nubes...

Habían vuelto.

Cuídate Karl.

Nos vemos.

domingo

Inexpresivo.

Es un día más... es un día más... ¿qué es para ti Eliah?

A veces me da por pensar que perdí mis sentimientos. "Están ahí" me dicen, y entonces se trata sólo de que olvidé como escucharles, digo mejor, olvidé como sentirles.

Todos me dicen que debo aprender a escucharme, yo mismo he constatado esa necesidad, pero... ¿cómo lo hago? ¿cómo se hace?

"No tengo idea", admito.

La vida ha seguido su rumbo parece... los días suceden a los días, la luna llena precede a las lunas menguantes e, inmutable el rito, siempre que duermo acabo despertando. Así se sigue la vida, la vida que siempre estoy cuestionando. La vida que no vivo por cuestionar... También me cuestiono mi cuestionamiento, pero... algo me dice "ya no tienes escape, ya estás maldito" y prosigo en mi tarea.

Ayer estaba con una tristeza... curiosa la tristeza, pues no era grande la tristeza esta. Era leve, eso sí, pero tan sincera, esto también, que quería llorar para sentirla mejor... no pude llorar. Qué lástima, hubiera deseado llorarla...

Veo mi rostro del espejo, tiene tantas caras como cualquier rostro. Pero hay una que más noto, aquella inexpresiva e indiferente. ¿Es que todo me ha dejado de importar o es que he comprendido algo más allá?

No lo sé... lo tendré que averiguar...

Y así, aunque mi rostro y corazón yazcan pareciendo inertes, hay algo en el fondo que me sigue animando a seguir... Ése acaso sea el secreto de la vida...

Nos vemos.

martes

Y ahí estaba la luna...

Era muy de mañana y ahí estaba la luna.

Enorme, redonda, y banca.

Y el cielo oscuro, de un azul profundo.

Y entonces lo olvidé, olvidé al cielo y olvidé a la luna.

-o-

Más tarde recordé.

Y ahí seguía.

La luna enorme y blanca.

El cielo descolorido, queriendo amanecer.

Y la luna tenía una cara, una mueca.

Una calavera.

O un gesto grotesco burlón.

Y la luna seguía ahí...

De pronto la vi pequeña.

Pero siempre volvió a estar enorme.

Cada vez que me parecía reducirse...

Volvía a crecer.

Una parvada de pájaros.

Tantos y tan pequeños.

Silbiditos que cruzan el aire como sus diminutos cuerpos.

Parecen una nube de mosquitos.

Y la luna que parece inmóvil.

Enorme y blanca.

Un poco a la derecha y un poco abajo.

En un cielo que se colora...

Y yo, con mis dos ojos...

Que ya no pueden de tanta luna mirar.

miércoles

Todo estará bien...

Disculpen la demora, he andado cansado y apático, confuso y lento, pero un poco se me ha pasado y espero sea suficiente para escribir algo coherente.

Saludos a Frank que es Karl y a la pobre Eliah que apenas alcanzó a nacer.

Me la he pasado inmiscuyéndome en problemas ajenos desde hace tiempo. No es del todo saludable debo admitir. Puedes aconsejar pero no puedes cambiar lo que las personas piensan, sienten o hacen, eso depende de ellos, así que no es raro acabar con preocupaciones que en modo alguno me pertenecer. He ido aprendiendo a manejar estas preocupaciones, voy mal y lento, sí, pero voy lo cual es más ganancia que perdida: "un viaje de mil kilómetros empieza con el primer paso".

Mientras escucho de la vida de las personas aprendo mucho y me da oportunidad de reflexionar y pensar sobre la vida. Esto es lo que me mantiene entrometiéndome en vidas ajenas, la sospecha de que no lo hago por un mero sentir que debo llenar mi vida ayudando a los demás, sino que aquello que me ha sido dado puede ponerse en el mejor uso en estos casos.

Desde hace tiempo me pareció descubrir cuál era mi verdadero talento. No se trataba de una gran inteligencia como muchos clamaban, sino de una habilidad un tanto menos conocida: asimilación. La asimilación que me permite comprender con rapidez lo que se me explica, entender lo que otros me hablan y poder jugar cualquier juego con rapidez (talento que por desgracia y sin embargo parece no aplicarse al baile). Me ha parecido observar que hay personas que se desahogan hablando conmigo y se relajan, se tranquilizan y logran ver de nueva forma sus problemas. No lo voy a dudar, tengo grandísimas limitaciones, pero el límite es señal de que hay una posibilidad a la cual se está aplicando ese límite.

Aún me cuestiono si debo o no tratar de ayudar a las personas... ¿No es acaso demasiado presuntuoso de mi parte? ¿Creo que tal vez yo pueda resolver las vidas ajenas cuando detesto la mía misma? ¿O es que me confío en que las buenas intenciones triunfaran al final? No tengo respuesta segura... Pero me rehúso a quedar mirando y nada hacer. Aunque sólo sean palabras aderezadas con un poco de entendimiento lo que puedo brindar, es lo que tengo. Y no puedo quedarme tranquilo al mirar o saber de alguien triste... Es algo que nunca he podido controlar...

Me costó trabajo entender que por más que lo deseara no podía resolver la vida de las personas. Pero he comenzado a decir cuando la desesperación se apodera de alguna persona "no te preocupes, todo estará bien". Y es lo mismo que me digo a mí mismo ahora. Porque al final, todo estará bien.

Nos vemos.

lunes

Pesimismo de un lunes por la noche.

A quien corresponda:

Me estoy empezando a cansar de las personas...

Para ser específicos, hablo de la sociedad compleja y entelarañada que la mayoría habitamos. Los individuos aislados me siguen siendo simpáticos.

Y corrijo: me estoy empezando a cansar de no saber tratar a las personas.

Las personas son complicadas y yo que con trabajos me soporto a mí.

Pasé años alejado de las personas porque eran un completo lío absurdo y desesperante. Y ahora que trato de entrar un poco en este asunto, me doy cuenta que no me equivoqué en aquel entonces. Es complicado, es desesperante y a veces hasta doloroso.

"Así es la sociedad, aguántate, aprende a convivir" me dirán, y tienen razón. El problema aquí soy yo que lo tomo todo demasiado en serio, que me cargo encima problemas que no son míos y que tengo altos ideales en la maldita cabeza que no se me cae al suelo.

Soy orgulloso y obstinado, si algo no me parece no lo acepto.

Este es uno de esos casos, pero...

¿Me rendiré y dejaré todo por la paz replegándome de nuevo en un ascetismo urbano confundido con autismo? Es posible. Ya lo he dicho otras veces, ya estoy muy cansado para pelear. Me siento viejo. Años y años me demostraron que nada se logra nunca y que todo es absurdo.

"Entonces no pelees y entiende que bla bla blá, no puedes vivir solo y más bla bla blá" será un argumento. Me lo sé de memoria. Y sigo viéndolo tan estúpido y absurdo como la primera vez que me lo hicieron escuchar.

Gente se oculta tras gente, gente confunde gente, gente habla con gente, gente no escucha a gente, gente, gente y más gente...

No se los voy a aceptar, detrás de esa gente hay personas, específicas, que al querer ocultarse inventan a una persona grande que conforman todos pero que les es más grande: la sociedad. Y al querer verla y en ella ocultarse, la hacen real.

Ya veremos a donde lleva el mundo.... y acabaremos sabiendo si mi madre tenía razón desde aquella primera vez que comenzó a decirme: "pobre de ti, vas a sufrir mucho..."

Nos vemos.

PD: Extraño los tiempos en que uno cazaba para sobrevivir y llegaba tan cansado de las correrías que no quedaba ni tiempo ni entusiasmo para complicarse la vida.