Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

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Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

jueves

¿Quién era allí en el espejo?

Me mira con grandes ojos. Una expresión indefinida de curiosidad. Una boca que comienza poco a poco a tomar forma, poco a poco y sin prisa, en un movimiento de sutil belleza, hasta que sopla. Sopla ligero, sopla fresco y el soplo llega más allá del espejo a no sé donde... sólo más allá.

¿Quién es?

¿Por qué está ahí?

Nunca le había visto.

Y su expresión, es tan linda. Pero... ¿qué es, qué siente, qué expresa?

Y el tono de su piel se antoja gélido, y sus ojos que miran, no más allá, sino directo a mí. Ojos que me miran con sinceridad. Curiosidad. No ven detrás ni delante, miran a mí, sin intención, sólo mirando.

Y se sonríe, divertida.

¿Llegará el momento que no le vea más?

Sopla.

Sopla de nuevo.

Una y otra vez.

Algo hay en el soplo.

Algo que yo mismo siento, que sale y va sin que yo sepa.

Volteo detrás, vuelvo a voltear. Sigue ahí.

¿Cuánto más, hasta cuando?

[...]

Empieza a irse.

Se ha ido.

Sólo quedo yo.

Ahí estoy, y sonrío. ¿Qué habrá sido todo eso?

.

Nos vemos.

martes

Miedo.

*Shiver*

Y andando por el camino, tomaste una y otra vez lo que más querías. Andando por el camino, paseaste por donde quisiste. Y al final del camino, no había nada. Había vida, había que seguir, pero no había camino. En medio de la nada, sobrecogido por tu pequeñez, te acuclillaste, no querías mirar, era todo tan grande. Y lágrimas querían brotar de tus ojos, era miedo, no había a dónde ir, todo punto, toda dirección era la misma. No había camino. Y tenías miedo.

Me gustan las competencias, las peleas, la violencia... Pero no en todas sus modalidades. Será que siempre me preocupé demasiado por los sentimientos del perdedor. Que siempre aborrecí esas tácticas poco honorables, todo por ganar. Y siempre está ese temor a ver una ruptura total... ¿Ruptura de qué? Ya sabes, esas legendarias peleas entre amigos que terminan con amistades que nacían desde la infancia y creaban enemigos de toda la vida. No recuerdo caso en el que yo me hubiera involucrado, pero he sabido de personas, de hechos reales por encima del estereotipo televisivo... Nunca entendí bien por qué esas peleas, y creo que de ahí me nació la desconfianza. Una desconfianza a que después de la necesaria pelea y desahogo de almas todo se pierda, los oídos se cierren y los corazones se endurezcan. Y todo acabe por orgullo y terquedad.

El círculo eterno de la venganza... El eterno clamor de la guerra... ¿No han sido acaso por la falta de voluntad de las personas? ¿Por no querer entender al otro? ¿Por preocuparse más por un daño real o fingido que por el futuro?

Las peleas me agradan, sacas lo mejor de tí, tratas de mejorar, todo sea por estar a la par, por superar al rival. Pero... no todos pueden acabar una pelea, una sonrisa sin importar el resultado, e irse juntos, platicando sobre rojas que se ven las nubes en el atardecer.

"Casi tan rojas como tu herida" dirá riendo uno.

Nos vemos.

miércoles

Estático, inanimado.

Puedo verte Eliah... puedo ver a través de tí.

La estabilidad, el eterno esperar y el eterno observar.

En esta tranquilidad febril, tranquilo, miro a mi alrededor. Todo me aparece claro, todo tiene su respuesta, y puedo tocarla con sólo alzar la mano. Me encantaba el tipo aquel de Cien años de soledad, "todo se sabe", y todo lo sabía sin nunca haber salido de su pueblo.

Podría esperar mil años sin parpadear, no sería problema. Y todo permanecería igual a mi alrededor. Las cosas cambian para permanecer igual, siempre ha sido así. Siempre lo será.

¿O crees tú acaso que puedes cambiarlo?

Sólo lo que es posible existe, sólo lo que puede ser pasa. Así que siempre será lo mismo, eso no cambia. ¿O no?

Nosotros cambiamos los nombres, nosotros creemos ver el cambio, y es sólo porque vemos instantes, sólo nos fijamos en lo aparente. En el fondo, y con el paso del tiempo, os digo que siempre es lo mismo.

¿Y qué hay de aquella sensación de no cambiar nunca mientras todo a tu alrededor se precipita en un caos de transfiguraciones? Pero... ¿no será que todo tu alrededor se siente igual, estático, y al que mira cambiar es a ti? Es entonces que se nota, es siempre lo mismo, sólo cambió algo, un poco afuera...

Pero... si dentro no cambia, si tu mecanismo yace inmóvil, si ningún engrane gira ya, ¿estás vivo, estoy vivo?

Sólo aparecer vivo, sólo simular, aparentar.

Es mi pecado.

No por hacer algo malo, por no hacer nada.

Pero todo aparece tan sencillo así, todo es lo mismo, un reflejo de tu interior, un espejo multiforme.

Hielo... pero por entro, algo me quema la garganta, es la fricción, la fuerza de algo que se quiere mover, ¿es posible, será...?

Es mi alma.

Nos vemos.