Cazador de memorias.

Mi estimado Karl:

...

Me...

...duele el estómago.

Y fue un día atareado, aún ando algo cansado.

Ocurrió ayer, por la mañana, en un ayer por la mañana que se dilucida lejano y sepultado en tiempo. De pronto, viniendo de nada... ¡un olor!
Mi memoria es un verdadero caos, guardo tantas imágenes: de mi vida, de mis sueños, de mis pensamientos, tantas que a veces no logro recordar por recordar demasiado. De entre esas memorias, las que peor registradas tengo son las de los olores. Dicen que los olores nos marcan, es cierto, son muy fuertes y nos rescatan muchas cosas. En un instante, el olor llega y lo sientes...
Pero en aquel ayer en la mañana, como muchas otras veces, ese relampagueo fugaz sólo removió recuerdos, pero no encontré nada. Los olores son escurridizos, muchas veces pareciera que la naríz se equivoca y huele un olor que no está ahí, que lo imagina, por eso sólo lo sentimos un instante, pica nuestra memoria, y cuando inhalamos de nuevo, se ha ido...
Y trato de hacer memoria... trato de identificar ese pensamiento, y no puedo, y es que se trata de una imagen, pero qué curioso, esa imagen está vacía. Y es porque se trata de un sentimiento, pero... ¡también está vacío!
Es vago, como una sensación que no se concreta, como casi ver o casi oír, casi recordar. Pero ese casi dura menos que un instante, lo que añade aún más fugacidad y nostalgia... Como si fuera un recuerdo hecho de nostalgia, nostalgia por nuca haber sido...

Buenas noches Karl... descansa.