Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

Mi foto
Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

lunes

Miscelánea ensalada napolitana.

¡Hey Joe! Soñé que te llamabas Frank... ¿o fue al revés?

Si pudiera ser un poco más pequeñito, arrendaría y arreglaría una lavadora. Adentro se está calientito, y está humedo sin estar mojado, ¿me entiendo? Sería muy bonito.. sólo que a veces daría vueltas, y me mareo.

En esta oreja debiera haber dos aretes. Sólo hay uno. Es por eso que nos hemos decidido, hablaremos las cosas, nos desahogaremos, hay que estar en paz, hay que irnos ya. Es por ello que le diré cuando estemos solos. Le diré sin duda. Y así, cuando el segundo arete llegue, todo habrá acabado y entonces ella llegará. Son dos aretes. Cada uno con una lagartija. Son dos.

Mirar la luna desde el tendedero. A tus espaldas las sábanas ondeando al viento, allá arriba estrellas, nubes y una media luna. ¡Oh luna! Ya ven por mí, llévame. Dicen que sólo eres un trozo de tierra, pero yo sé que no. Yo sé que estás ahí, sobre un enorme océano obscuro del que salta un tiburón azul, más gigante que cualqueir otro pez que nosotros hayamos visto. Y ahí, entre las nubes miro a mi derecha, ¡espera! Ésa es mi izquierda... ahora comprendo, es mi reflejo.

Lucifer es sólo un angelito que se fue a dar un paseo, nada más, nada menos.
Creo que fue a la tienda de la esquina por cigarrillos.

Noche de delirios, hace calor.

Nos vemos.

viernes

Espectador de aquellas crónicas de antaño, y de la primera...

Mientras la vida pasa encuentro que a mi alrededor todo se mueve y algo hay ahí que me come. Ya no me pregunto qué es, hace tiempo que no deseo preguntarme nada. Las preguntas nunca terminan, siempre hay una detrás de otra, la cuestión de la cuestión, la trampa de la crítica, de la perspectiva en infinito. Soy comido, lo siento por dentro. O mejor dicho, siento que no soy comido, y eso me corroe. Las vidas de todas las personas a mi alrededor avanzan, y la mía sólo está ahí. Sé cuál es la solución, y si no la hubiera sabido, ya me la han estampado en la cara por decenas de veces. Y, aquí es donde el asunto se complica: no quiero que pase nada. Me siento intranquilo en la situación, pero la verdad es que no quiero aquello que se me ofrece. Ir a un bar, buscar una chica, no sé qué más se me podría ocurrir, pero nada de ello me seduce, todo ello, superfluo, no logra despertar en mi diferencia sino acaso asco. Así que, no tengo escape...

Seré un espectador como alguna vez pensé... Será que sólo soy un extraño ser caido a este mundo por error, alguien o algo que sólo está aquí para observar la vida de los demás pero que no tiene ni interés ni contenido en una vida propia, presente o futura.

Y cuando niño... era diferente... o era diferente o no notaba mi estado...

Y si era diferente...

Hay otra teoría, una más triste y patética. Que tal, que en un arranque de fatídica rebeldía me hubiese equivocado a la hora de morir, y en lugar de expirar cual estaba escrito en el libro desde el principio de los tiempos por aquel átomo súper gigante y todo contenedor, hubiese seguido la vida en la extraña inercia que la física estudia en forma de ecuaciones, fórmulas y demás numeritos con letras acompañados. Sería entonces lo normal, ya no hay nada en la vida preparado para mí. Es como si de pronto al libro le aparecieran cien hojas extras y el libro mismo tuviese que llenarlas con algo. Pero el libro se ha agotado a sí mismo, sólo podría hacer referencia a otros libros, hacer referencia a sus páginas pasadas. Pero, y la verdad sería, no tendría contenido ya, estaría vacío en todas estas páginas jamás contempladas.

Y recorriendo las hojas que este libro ha ofrecido, encontré lo que en la prepa ocurriera, mejor digo, lo que en la prepa jamás ocurrió, pero que en mi cabeza creé...

Las crónicas extrañas, inspiradas por el anuncio de una caricatura próxima a transmitirse, recogió todo lo que mi vida de preparatoria anhelaba. En ese entonces no lo noté así, pero ahora no hay duda... sólo pensaba en lo que jamás he conocido: el amor.

Viajaba en bicicleta hacia la escuela, y en el camino tarareaba alguna canción (Kaze no Mahou de Popolocrois, Inevitable de Shakira...) o pensaba en mis quimeras, mis pequeñas niñas que concebía y criaba desde que yo mismo era una cría. Y me imaginaba en aquella historia, imaginaba a aquel personaje que justo como yo andaba en bicicleta y cada que iba a cruzar una calle tenía la sensación de que algo faltaba, que algo en este mundo no era lo que debía. Y así, un día, sin querer dormido en plena clase, despertaría de regreso a mi verdadero mundo. Un mundo donde todo aquello que sentía faltante se encontraba. Donde había pocas personas, donde estaba aquella muchacha que conociera en el mundo pasado, pero ahora ya no me daría esa molestaa sensación de que algo andaba mal, ahora ella tendría su nombre correcto y no aquel que tanto me disgustaba.

Habría más personas en ese mundo, pero al no recordarlas yo, las inventé...

Y así, de todas y cada una de esas personas lo primero que les asignaba después de profesión y apariencia era un amor, una persona que les gustara. Todos debían tener alguien a quien querer, a todos gustaría alguien. Habría algunos enredos amorosos, no todo en la vida sería eso, habría aventuras, misterios, clases también... Cree tantos personajes.. Cree historias de trágicos amores, de chistosos enredos y yo ahí me snetiría como en casa...

Perdí mi casa, ¿no es cierto? Ya no está la alfombra azul en la que dormía en las noches de insomnio, más de diez años ha que no tengo hogar... lo perdí... será bueno, acaso, no tener hogar, no estar ligado a ninguna parte y poder llegar a donde sea... pero... y yo lo sé en lo profundo de mi alma... en lo profundo de ese corazón que acaso exista o tal vez no... jamás llegaré a mi hogar. No es cuestión de que hubiera existido o que pudiera crearlo, es así de simple... nunca volveré, nunca llegaré.

Y si retrocedeoms más allá en las páginas...

Cuando era yo muy pequeño jugaba mucho con mi imaginación. Recuerdo miles de veces -pero ninguna en específico- haber dicho y pensado no tener amigos... sólo tenía mi imaginación. Siempre jugué con ella, siempre fingí todo lo que quería... Había cosas que me maravillaban, videojuegos sobretodo que no dejaban de sorprenderme. Y yo los modificaba y ampliaba, todo aquello que deseaba ver, hileras interminables de sorpresas maravillosas una tras de otra. Y luego era cuestión de crear mis propios juegos, no sólo expandir los existentes, y más después las caricaturas también... Pasaron años, y con pesar vi cómo con nuevas historias, nuevos juegos, había olvidado lo que antaño había sido tan improtante para mí. Anoté en hojas blancas lo improtante para no olvidarlo y lo escondía en los lugares que pensaba más inusuales. Si bien, más de una vez la limpieza necesaria de toda casa los encontraba y deshechaba. Fue entonces cuando decidí crear una gran historia, una historieta en la que compilaría todo lo que imaginaba para no olvidarlo. Para llegado el día, llevarlo acabo. Eso debió ser el principio...

Siendo historias y juegos tan distintos, necesitaba algo para unirlos y cree un personaje. Un personaje sin nada en especial, un perosnaje de relleno que por azares del desitno sería el principal. Pero eso no podía ser así, algo de especial debía tener... y sin que me diera cuenta, le di vida, o no sé si él la consiguió por sí mismo. Las cosas se fueron complicando, fui agregando detalles, la historia creció por sí misma y pronto, lo que sólo quería que fuera un recordatrosio se volvió el proyecto más ambicioso de toda mi vida. "¿Qué tal si mi historia tiene muhco éxito?" imaginaba millones de veces hasta que decidí respaldar esa fantasía con hechos. No dibujaría esa historia hasta tener las habilidades necesarias. La primera vez que eso pasó. El principio.

Y así, esa historia parece se repitió miles de veces, siempre imposible de realizar lo que imaginaba... Iba agregando nuevos detalles, nuevos fragmentos, pero pronto quería hacer algo que saliera de aquella Opus Magnum y surgieron más y más historias con alma propia. Hasta que un día olvidé aquella primera gran historia que el día de hoy he recordado y refinado, repasado detalles y descartado fragmentos para darle mayor profundidad. Aquella historia fue importante para mí así que la rescaté sin pensarlo, por ella tenía una pequeña historieta de Gasparín para tener una guía de cómo dibujar, y luego compré una revista que traía otros consejos sobre figura humana, y así empezó mi búsqueda de ese género...

La gran leyenda... así se llamaba esa historia. Ahora hay muchos más proyectos, más grandes y mejor concebidos, incluso algunos ya comeinzan a estar al alcance de mis habilidades. Pero la que lo comenzó todo aún está lejana, pero la sigo recordando, y renuevo mis votos para con ella. Hay veces que uno debe dejarlas desvanecerse en paz, pero hay otras cuya alma clama por un cuerpo. Lo siento desde dentro de mí...

Tal vez me aferré a mis fantasías, tal vez cual padre ingenuo no pude resistir la idea de dejar a mis infantes abandonadas e inexistentes y decidí que cambiaría las cosas, que las traería al mundo. Pero sigue siendo un error... Así como el padre sobreprotector arruina la vida de su hijo y cae en la desesperación ante los reusltados imprevistos, así yo habría quedado, arruiado vidas que no sólo no debían, sino que además no podían existir, y destrozando un alma que debía haberse ido a descansar rato hace ya... mi alma...

Nos vemos... por otro rato todavía nos veremos.

domingo

¿Sientes el viento?

Karl, cuando era pequeño...

...andaba en bicicleta por las pequeñas y desiertas calles que rodeaban mi casa. Tenía suerte de vivir en este lugar despejado, con pocos autos donde podía ir a toda velocidad sin preocupaciones. Adoraba esa sensación de veocidad, el equilibrio sentido al dejar el volante, y la libertad....

Salí muchas veces con los vecinos, el primero que acababa de comer salia en bicicleta e iba visitando las casas de los demás para sacarlos a jugar.Así era...

Muchas veces salí solo, sólo quería andar por ahí, pensar, imaginar... Hablar conmigo... Y el viento que a veces arreciaba acentuaba la velocidad que sentía, corría contra él en absurda competencia... ...

Hay en la cochera de mi casa una barda. Una barda que tenía el tamaño suficiente para ser un reto sin ser imposible. Y yo la escalaba y saltaba de ella tantas veces que no recuerdo ni una sola de todas ellas. Me recosté muchas veces ahí, ¿imitaba a Snoopy, o sólo quería conquistar el miedo de estar acostado en un lugar angosto? No lo sé... Y hoy que subí de nuevo, con ese aire que siempre me reconforta (¿Kaze no Kodomo?), me recosté y miré al cielo... no estaba ahi, estaban las interminables ramas entrecruzadas meciéndose al ritmo de mi viento....

"Hace mucho que no me recostaba aquí..."

Nos vemos.