Descripción amor ~ Otro recuerdo.

¿Qué será lo que siento Eliah?

¿Hablo mucho del pasado Frank?

Me vino otro recuerdo de la infancia, ¿o era ya juventud adolescente? Fue un comentario de un amigo, le debieron haber roto el corazón hacía poco:

"Pepe tenía razón, es mejor enamorarse de un dibujo".

Me habían malentendido. Recuerdo que me quedé atónito, no había tratado de decir tal cosa, pero... no importaba, continué con la vida como si nada hubiera pasado, resignado a la eterna incomprensión. Era la idea que tenían de mí, la imagen que proyectaba, tampoco es que los pudiera culpar entonces.

Para mí no se trataban de abandonar un mundo, rehuir de él, para refugiarme en otro. Se trataba de algo diferente, de poder gustar de alguien inexistente y soñar un poco al tiempo que la vida seguía su ritmo natural.

No recuerdo nunca haber hecho promesas de amor eterno a un póster ni nada similar. Sólo era una especie de inocente amor platónico de la clase más leve, de la clase en que sólo miras y te gusta lo que ves, fantaseas un instante y sigues con tu vida como si nada, sin detenerte y sin remordimientos eternos por no haber nacido impreso en una hoja de papel.

Apenas caigo en la cuenta de que he hablado como si me conocieran de siempre. Alguno acaso, pero no todos... ¿o sí? Ya hay pistas, alguien bastante suspicaz ya habrá armado la foto completa. Es algo simple.

Siempre me han encantado las imágenes, caricaturas, pinturas, dibujos son la expresión máxima del arte. El plasmar en dos dimensiones lo que fuera tres, la estilización que se logra de aprovechar lo que en un momento fuera limitación. No es raro que mire una misma imagen una y otra vez, encontrándola siempre tan bella...

De joven, era retraído. Nunca he tenido un aura de persona extraña, pero sí de persona seria y severa. Algunos años más tarde me he enterado que muchos me tenían miedo, las mujeres me tomaban por apático demasiado violento y grosero, era natural. Nunca soporté las dobles caras de la vida en sociedad, si no me agradaba alguien no le dirigiría la palabra. Y con las mujeres, mi trato de pequeño había tenido fricciones, así que hasta la fecha si una mujer me agrede contestaré en igual fuerza, igualdad de sexos le llaman algunos. No era de extrañarse: retraído, huraño, hosco y sin interés por una vida social o buen trato femenino, la conclusión de mi amigo debió ser de lo más normal.

Y hoy, muchos años después, me justifico y explico ante el mundo.

Después de todo... sigo siendo la misma persona.

Nos vemos.