Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

Mi foto
Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

martes

Memorias de una noche de tormenta en la soledad de la gran casa que algún día se irá.

Aló Eliah, ¿viste aquellos resplandores en el fondo de las nubes? Son relámpagos.

Puesto en camino después de una breve visita, miras al cielo, te ha parecido ver un enorme resplandor. Dudas de tu vista y de tu atención. No es temporada, no tiene por qué llover. De nuevo la ilusión se presenta. Fijando la atención por unos momentos, te aparece evidente que las dos anteriores no fueron ilusiones. Imaginas el temor que tal vez sentirás, un poco de ese temor parece quererte y se hace sentir. Estarás solo en la inmensa casa como lo pediste a los dioses. Te sabes miedoso y nervioso, una tormenta de épicas proporciones como siempre se anuncia y rara vez decepciona podría ponerte a temblar, ponerte a arrebujarte entre sábanas y cobijas, abrazándote a tí mismo, conteniéndote, mintiéndote con un tacto que sabes tuyo pero que te haces creer ajeno. Es una noche prometedora...

Revisé la casa entera, cuarto por cuarto. Nadie. Cerré toda puerta, incluso las que nadie abre o conoce. Los nervios pasan. Veo los relámpagos al fondo, ya no sus resplandores, vislumbré la línea quebrada brillante e intensa. Tomé una vela después de buscarla en vano en cajones y cajones. Encontré las cerillas con más facilidad, justo donde pensé. Vale más estar preparado. El viento acrecentó moviendo todos árbols y planta de menor estatura. Eso basta para ponerme nerviodo de nuevo. Tantas ventanas que de grandes, resuenan, de antiguo origen, tiemblan ominosas convirtiendo en escándalo la fuerza sigilosa del viento. La soledad confirmada me tranquiliza, así como las precauciones. Tengo un cuchillo bajo mi almohada y no había notado hasta ahora la bella luna que se esconde entre las nubes. ¿Por qué será que luce más hermosa cuando se revuelve entre las nubes a las que ilumina y quienes ingratas le ocultan y apartan de nosotros acaso envidiosas?

Tranquilo, prosigo mi lectura continuada de día y mañana anterior. Un pequeño fragmento me regresa los sentimientos que me han rondado por días. Una cierta pena, un desasosiego... Imagino con claridad aquello que leo, ¿acaso lo viví? ¿O sólo es nostalgia transmitida, fingida e imaginada? Siempre hay trozos de ciertas historias que me parece poder revivir con mayor facilidad, caso de extraña comprensión podría ser, pero no atino a saber nada por cierto. Sólo siento.

Nos vemos.