Locura, mi querida dama.

¿Me reclamas por estar loco Frank? ¡Pero si siempre lo supiste!

Caminando por la vida uno suele traer acompañantes, querámoslo o no somos como una enorme casa ambulante que va reclutando y despidiendo huéspedes. Este cortejo suele ir formado de personalidades alternas, traumas, memorias, lazos con otras personas, y abstracciones como lo son furia, amor, deshonor, hipocresía, salud, entusiasmo demás.

Caminando caminando fui yo y me encontré a una alegre y extraña dama. Varios acompañantes ya llevaba yo, e inmediato fue el voto de Fantasía: "llevémosla, que se ve muy simpática". Desde entonces es tiempo que es mi querida acompañante la Locura.

Cosas de la vida...

Pero es claro que llevar un acompañante no es sólo cuestión de decir "vamos juntos" y ya. Y es que desde que traigo a Locura es menester que de vez en cuando le haga caso, buena consejera resulta ser admito. No me vestiré chistoso o llamativo, mi política siempre ha sido de no llamar la atención, pero del comportamiento hablando pues...

Hacer equilibrio sobre monumentos o adornos de la calle, hablar sólo y gritar al cielo, reír de cosas de manera maniaca, colgarse de donde se pueda cual si fuera mico... No tengo yo del todo la culpa, sólo obedezco órdenes... Miento, es porque me agrada, es porque es divertido, lo hago porque quiero. Si no me pueden dispensar, no importa, lo divertido no me lo pueden quitar.

Claro que todo tiene sus altibajos, mantener separados a Ira y Locura no es tan fácil, y sí muy peligroso. No cuento cosas que la verdad no recuerdo, pero sí tomen mi consejo, no se fíen de ellos ni un momento.

Si Fantasía fue la que sugirió, Locura ha de ser su acompañante favorita. Y en efecto eso es. Se llevan de maravilla, pues no hay nada mejor para explorar un reino sin límites que una brújula que apunta a todos lados y siempre a los extremos. Nuevos lugares y nuevas personas, nuevos sucesos y nuevas maniobras. Puestas en escena sin sentido pero bastante graciosas, las posibilidades ya eran grandes, ¡ahora sólo son más infantes!

Lo siento, a veces por rimar pongo palabras raras...

Ya sólo me queda decir que si algún día me toca verla partir, habrá lágrimas y mil abrazos, buenos consejos y aún mejores deseos, que gran amiga fue, más alegre compañía imposible, y esas cosas que hace ver y hace sentir que de ninguna manera se borran al morir. Que aquellos que tanto tiempo te acompañan, es porque de ellos algo siempre tuviste en ti.

Nos vemos.