El mendigo lo quiere todo.

Frank... ¿qué deseas?

Hoy un amigo nos contó de sus pensamientos. Sus pensamientos desembocaban en la nada que sostiene a la existencia humana. Algo que sabía muy bien, que comprendí muy bien. Él está al borde de una depresión, es posible que ya esté en la caída que le hundirá en ella. Yo caigo y salgo de ese abismo todo el tiempo, sin hundirme nunca del todo. ¿Qué es lo que me mantiene? Algo muy simple...

Ambición.

Deseo muchas cosas, deseo tomarlas con las manos para mí. Quiero esto y aquello, quiero intentarlo todo, probarme a mí mismo en todo lo que parezca interesante: quisiera tirar un arco, pelear alguna vez, demostrar que soy muy bueno para las amtemáticas, escribir una grandiosa novela, sacar etse maldito país del hoyo como su presidente -o dictador-... Y así hay una lista interminable de cosas que sueño. Muchas de ellas imposibles, algunas tal vez no tanto. Hay algunas que planeao llevar a cabo, digo, cuando menos son posibles, y más aún, estoy dispuesto a darles tiempo. Hay otras que también están ahí, pero no me interesan tanto, y el tiempo es limitado, lo sabemos. Sin embargo esos sueños de poder me distraen un rato, es una especie de hobby.

En cuanto a aquello que de verdad deseo y por lo que peleo... Entendí a mi amigo, él no tenía motivaciones, por eso iba cayendo. ¿Yo? Tampoco tengo una motivación en el fondo, salvo esa ambición, un ambición que no es infalible.

Miles de veces he despertado y visto la verdad "no lo lograré, no tiene caso... ¡es imposible!"

Y he deseado la desaparición... La desesperación de saberte impotente, el interminable circuito en que la esperanza muere y renace una y otra vez y de nuevo y sin final. Porque tarde o temprano me vuelvo a decir "tal vez sea imposible... ¡pero muere intentándolo, maldición!"

Y de nuevo, vuelvo a recobrar un poco de bríos. Motivacines inútiles, metas inalcanzables.

Hoy me di cuenta por qué vuelvo a creer en todo esto una y otra vez...

Sí...

Es por eso...

Mi ambición.



Nos vemos.