Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

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Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

viernes

Extraño...

Frank, aquí va un cuento... Elyah, Karl, ustedes también lean.

La habían atrapado mientras cruzaba una calle cualquiera, el susto había sido tal que ya no recordaba hacia a dónde se dirigía en aquel (así le parecía) lejano entonces.

Le hablaba con una voz suave que farfullaba una serie de palabras que la situación hacía demasiado ininteligibles para siquiera querer descifrar. Y no podríamos culparla, ¡estaba atada a un árbol!

Tenía los ojos vendados, la boca amordazada, y había cuerdas por todas partes, tantas que sólo sabía que no podía moverse. La rugosa corteza en su espalda y el leve sonido de las hojas al viento (que hacían de fondo de las amables palabras que no cesaban ni un segundo de surgir) le habían indicado a dónde le habían atado.
Se ponía cada vez más nerviosa. Empezaba a creer que era mejor no tranquilizarse, pues cada vez que lo lograba, algún pensamiento inoportuno le dejaba en un estado de terror cada vez mayor.

Aquel sujeto le tenía a su merced, no podía ver nada y entonces todo plan de escape se volvía quimérico, ¿y si estaba en un lugar desolado donde le cazaría con ventaja de predador, y si estaba armado y dispuesto a probar los placeres de la necrofilia de ser necesario, le dejaría ir algún día o pensaba matarle sin falta, y si se le ocurría tenerla bajo custodia por años y años de aberrante cautiverio?

Su corazón casi se congeló, sintió que estaba a punto de comenzar, sintió las manos del extraño mientras le quitaba la mordaza y a punto estaba de gritar pero el beso más tierno de toda su vida se lo impidió.

Enseguida, aquel sujeto, y siempre hablando con aquel tono tan suave y tranquilo, le desató y se alejó por fin silbando una linda canción.

Cuando salió de su pasmo, ella reconoció:

-Hay gente muy enferma en este mundo... porque... estoy un poco decepcionada...

Un súbdito deseo le recorrió pero ya era demasiado tarde, aquel sujeto ya había dado la vuelta a la esquina.

Nos vemos.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

JAjaja pp no puedo dejar de imaginar a tus personajes,´he vistó tus creaturas y ahora las veo amarradas desepcionadas, y el silvador reise con risa de malevolencia. Muy Bien , muy gráfico

21:06  
Anonymous Anónimo said...

jajaja....
chale...
creo que me ha pasado.


Saluuuuuuuuud!!!

(jaja no puedo parar de reírme...eso me da certeza, si me pasó!)

00:06  
Anonymous Anónimo said...

Mis respetos

22:39  

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