Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

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Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

miércoles

Un mago (...que sean dos).

Posó sus manos sobre el cesped, y con un rápido, elegante movimiento, desprendió un pedazo de jardín. Lo giró con delicadeza sobre sus hombros y se lo colocó como una capa.

-Es mi manto de hierba, soy un mago de hierba- anunción triunfante.

-Es más bien como pasto, eres un mago de pasto- le corregí.

Me miró como quien no entendía.

Éramos dos magos, de esos magos que lo pueden todo, así que el jugar a ser magos de algo en específico era una mera charada, ¿qué diferencia podía haber entre el pasto y la hierba? Esas diferencias eran nimias.

Pero mi minuciosidad era cosa mía.

No de él.

Tomó un arbusto que se desenraizó con rapidez y lo blandió, ya tenía un báculo.

Yo seguía observándole. Creo que no tenía muchas ganas de jugar. Me complacía en mirar y criticar.

Eso nunca le simpatzó mucho.

-¿Por qué tienes que ser así? Ven y juega conmigo.

-No, si así lo estoy muy bien.

-¿A qué le temes?

-A lo de siempre. Desde que jugamos a la casita y me la creí, ya no me dan muchas ganas de volverme a engañar.

-Ah, pero eso no era un juego.

-Exacto a eso me refiero. Dejó de serlo. Te lo tomas demasiado en serio, y yo me lo tomé muy en serio aquella vez.

-No te entiendo muy bien...

Me reí y le di un beso furtivo.

-Exacto es lo que no entiendes, que sé jugar tan bien que te saco de tus juegos para que entres a los míos.

-¡Entonces fue una trampa!

-No, para nada. ¿No te divertiste?

Le miré muy fijo, muy cerquita. Y estoy segura que mi mirada lo desarmó. Ni siqueira se debió acordar que llevábamos un día de conocernos.