Desde el Estigia y a través del Leteo.

Soy Pepe y estoy aquí, ¿puedes verme? Sólo quiero mirar y hablar un poco, mirando a través del río terrible que es el Estigia, y pasando con cuidado por el Leteo, que en cualquier momento y descuido se comerá todos los recuerdos.

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Nombre: Pepe
Ubicación: Ninguna, Región este.

Érase yo, y me perdí, desde entonces vago. Me gusta platicar, me gusta admirar, me gusta contar, y si no hay nada más, vamos a gritar. Si la tranquilidad es adecuada, dormiré, mayor delicia no hay.

lunes

Era la media noche...


Era la medianoche...

Sí, debieron ser las tres o cuatro de la medianoche.

Y te despiertas.

Así, de la nada. Te despiertas.

Y ya estás despierto.

¿Y ahora qué?

Bueno, tomemos un vaso de agua, eso siempre es bueno.

Un poco de agua a la medianoche. Sí, siempre es bueno.

Tus pies descalzos tocan el piso frío.

Te encanta andar descalzo a nadie se lo ocultas.

Es más...

Lo presumes.

Y así, tus plantas reciben el frío contacto del suelo.

Fueran carbones ardientes, pero no, es piso normal.

Del que es frío.

Y caminas.

Tomas el vaso.

Tus labios transitan el agua.

Y te diriges de regreso a casa.

Es un decir.

La casa es dónde se está cómodo.

A medianoche, la casa es la cama.

O el suelo, o la tierra, difiere según la persona.

En este caso, es la cama. Y regresas a ella.

¿Viaje sin contratiempos?

Me temo que no.

Haz sentido un escalofrío.

¿Y qué pasa entonces?

Pues lo obvio, te recuerdas que has traído fiebre.

Y fue como una fiesta de cumpleaños.

De esas que son sorpresa.

En cuanto te das cuenta del primer invitado, los demás saltan.

Así fue esto.

Te da un escalofrío y te das cuenta de la fiebre.

Entonces, echas las presentaciones, todo tu cuerpo tiembla.

Sí, ya no una pierna, o un sector aislado de tu estómago.

Todo tú.

Tiemblas.

Te acuestas de todos modos, a la medianoche no hay mucho que se pueda hacer.

Te acuestas y te sientes hervir y con frío.

Tal vez por eso te sientas mal, por la contradicción más que por otra cosa.

Te acuestas pues.

Te cubres con la sábana.

Que no es suficiente.

Y usas la colcha o lo que sea que uses en noches frías.

Suerte que ha estado haciendo frío.

O no habrías estado preparado.

Acostado.

Encolchado.

Y resuelves el enigma.

"Me levanté por la fiebre".

El preludio a una hora de escalofríos antes de dormir.